- Baja popularidad entre sus compañeros con los que no logra tener buenas relaciones y es rechazado lo suficiente como para no recibir ayuda de ellos.
- Muchos miedos, el miedo como rasgo de la personalidad, lo que le hace tener una infancia y adolescencia infeliz.
- Temperamento débil y tímido. Falta de asertividad y seguridad.
- Baja autoestima y aumentan las posibilidades del fracaso escolar.
- Sentimiento de culpabilidad, lo que le inhibe para poder comunicar su situación a los demás.
- Tendencia a la depresión, puede fingir enfermedades e incluso provocarlas en su estado de estrés.
- Sobreprotegido por la familia, por lo que carece de habilidades para enfrentarse al mundo.
- Gestos, postura corporal, falta de simpatía y las dificultades en la interpretación del discurso entre iguales son características que les posicionan en la fijación de los agresores.
- De todas formas, cualquiera puede llegar a ser víctima: un buen estudiante, con buen comportamiento, sociable y con buenas relaciones familiares.
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